se ha vuelto un hábito necesario.
Describiendo mis comportamientos
como quien usa un escapulario
con imagen de ensueño perfecto,
que en el pecho cargo.
Tanto te has acostumbrado a estar aquí,
que según algún sociólogo
ahora soy tanto tú,
como tú eres de mí.
Pero no me basta con serlo.
También quiero ser envite
de marea brava encontrando
su lugar hasta mis orillas
y halago suave sobre mejilla
y reflejo del mar andando
sobre un camino de estrellas
donde sueñen navegantes enamorados
escuchando cantos de sirenas
Te encuentro en cada instante.
Aunque no estás, estoy.
Aunque no eres, yo soy.
Y al ser, eres tú también.
Si mis venas incendian de latido
es la imagen de tenerte
que me recuerda que estoy vivo.
Y el sueño de tus brazos es suspiro.
Alivio por el cual respiro.
Y aquí estoy yo hecho pedazos,
recogiendo las piezas que no se han perdido.
Para ver si entre los escombros encuentro,
otra vez el camino.
Uno que me lleve a la vida
la vida que quiero contigo.
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